Friday, June 15, 2012

El vaso medio vacío


Hoy supe que por el robo de un cubo para hacer caldo de gallina, un hombre lleva tres meses encerrado en una cárcel en Cali y se enfrenta a una condena de hasta 6 años de cárcel. El tipo fue a un supermercado, muy probablemente sintiéndose miserable del hambre, con el dolor de tripas ese que va secando los órganos y el alma. Tal vez disimuló como si fuera a comprar algo, deseando cada producto que veía, y para hacerlo fácil, se decidió a sacar un cubito de la caja, meterlo en su bolsillo y meterle al buche un vaso de agua tibia con sabor a pollo. Salió del sitio y en el local de al frente, pidió que le regalaran un vaso con agua caliente. Cuando estaba en pleno procesamiento químico, con las manos en la masa, lo capturó la policía.

El abogado del supermercado alega que debe caerle todo el peso de la ley porque es un tipo con antecendentes, y además porque no fue un cubo, sino fueron cuatro. El abogado defensor dice que es un campesino que llegó a Cali desde el campo para recibir un subsidio del gobierno que nunca recibió. Se ampara en el Hurto Famélico para defenderlo, alegando su derecho a la superviviencia. Mientras tanto, el supermercado pide 128 mil pesos de indemnización para pagar los gastos de fotocopias, llamadas telefónicas y me imagino que el roscón y las gazimbas que el abogado se tomó en los juzgados.

Más allá de la realidad, de los antecedentes del señor -que si no tiene orden de captura o que si ya ha sido castigado, nada tiene que ver con este caso-, del mito que ya se creó, el tema es lo que la gente tiene en el corazón. Yo me pregunto cómo es posible que uno quiera castigar a alguien que comete un acto insignificante porque tiene mucha hambre ¿No sería más fácil y constructivo darle de comer al hambriento? Cualquier cosa, un chocoramo, una caja de leche, invitarlo a un almuerzo.

Hace algunos meses oí en la radio que un hombre en Estados Unidos llamó a la policía porque había una mujer ofreciéndole sexo a la gente a cambio de unos nuggets en un Mc Donald's. A la mujer se la llevaron presa y seguro que con algún antecedente quedó. Me sentí muy ajena a esa historia. No me cabe en la cabeza que alguien pueda ver la pobreza mirándolo a los ojos y no responda con solidaridad y creatividad.

Aunque está en todo el derecho de acudir a las herramientas disponibles, reprocho la posición del supermercado en el caso del caldo Maggi y sobre todo, encuentro muy aburrida la actitud y el tono castigador de su abogado. Es un tipo joven que parece viejo.

Habría que preguntarle al joven campesino cómo ha sido su experiencia estos tres meses, qué le ha pasado. Saber si ha sido vulnerada su integridad en la cárcel por cuenta de toda esta cadena de hechos: El desplazamiento, la migración a la ciudad, el hambre, el robo del caldo Maggi, la demanda. Al menos le han dado de comer. 

Monday, June 11, 2012

Homs

Parece un asunto menor. Un sonsonete de todos los días, pero en realidad es aterrador. Son las 11 de la mañana y a esta hora, mientras yo empuño mi café y parafraseo en voz alta textos de dudosa calidad, en mi computador truenan las bombas y los tanques del gobierno de Bashar Assad que ataca animadamente Qusur, un barrio de Homs, en Siria

(Bombardeo en Homs - Ponga play y siga leyendo)

Mi mañana terminó metida en este bombardeo por cuenta de un tweet de Mónica G. Prieto (@monicagprieto), corresponsal de Periodismo Humano en Oriente Medio, invitando a que juzguemos nosotros -sus seguidores- lo que pasa por allá. Un clic me llevó a esa otra realidad.

(Esta imagen corresponde al audio anterior)


Nunca he estado en Siria pero en los últimos quince meses he viajado por ese país a través de las crónicas, los documentales y las voces de algunos amigos periodistas a quienes ese conflicto se los traga de la vida real durante muchos días del año. Después de repente aparecen en nuestro mundo, el del café en el escritorio y la televisión, cargados de magníficos documentos e historias de horror pero contra todos los pronósticos, también con buen sentido del humor. 

Entre los muchos comentarios que leí hoy durante las cuatro horas del streaming en vivo del bombardeo, destaco aquí un par muy simples. El primero es el de un personaje que insistió en echar del trabajo a Kofi Annan. El segundo es el de otro man que repitió por lo menos nueve veces, que Alá [Allah] salvará a los acorralados ciudadanos de Siria. 


Con el primero estoy de acuerdo. A Kofi Annan, así la tenga tan jodida, habría que echarlo por su incapacidad de ejercer la política como tal, la metodología de convencer al contrario. Por su poco resultado de concertación. Es cierto que las naciones muy ricas como Rusia y China aplastan a los organismos internacionales, pero Annan debería morir en el intento, con la voz firme; siendo enfático, mediatizando su punto con más habilidad. No basta con estar muy indignado.

Sobre el man que le endosa la esperanza a Alá, o la señora María que en la foto de arriba repite que GOD está con 'ellos', los sirios, realmente no tengo nada que decir. ¿Qué va a decir uno ante semejante tontería? ¡Sigan creyendo, señores! que seguro con eso salimos de estas...

Según Al Jazeera, esta jornada en Siria cerró con una saldo de 89 personas muertas. Ochenta y nueve. En lo que lleva el conflicto en Siria han sido asesinados más de 1200 niños. Mil doscientos.