Sunday, January 28, 2018

"Tenía 14 años y se ahogó frente a mis ojos": lo que revela sobre Colombia la desgarradora (y esperanzadora) película "Ciro & Yo"

Ciro y yo (Foto: : Ciro & Yo)
Image captionCiro y Esneíder son los únicos que quedan vivos de su familia. Vivían en la Sierra de la Macarena, una reserva natural epicentro del conflicto colombiano, antes de verse desplazados por la violencia. (Foto: Ciro & Yo)
"Yo quiero ser normal". 
Esa sencilla frase es una de las más impactantes del documental "Ciro y yo", que se presentó esta semana durante el Hay Festival Cartagena que se celebra en la ciudad colombiana.
La dice Esneíder, el único hijo que le queda vivo a Ciro Galindo, el protagonista de la película y que arrastra las cicatrices más descorazonadoras de la guerra en Colombia. 
Es impactante porque a pesar de que Ciro y su hijo son gente común y corriente, su vida y la del resto de su familia (ya muerta) fue determinada por una cadena de tragedias absurdas, que en un país distinto a Colombia, uno sin guerra, jamás hubieran sido normalizadas.
"Ciro es un colombiano de a pie, común y corriente, del campo, al que la guerra lo arrasó y le quitó todo. Pero no la guerra lejana, sino la guerra en vivo y en directo y de todos los actores armados", le dice a BBC Mundo el director de la película Miguel Salazar. 
"La guerrilla le quitó a su hijo, Elkin. Después el ejercito lo usó como informante siendo todavía menor de edad. 
Luego ellos mismos se lo pasaron a los paras (paramilitares), para que después estos otros lo asesinaran. 
Miguel Salazar vio a John Galindo ahogarse después de saltar a uno de los pozos del río Caño Cristales, considerado de los más bonitos del mundo. (Foto: : Ciro & Yo)
Image captionMiguel Salazar vio a John Galindo ahogarse después de saltar a uno de los pozos del río Caño Cristales, considerado de los más bonitos del mundo. (Foto: Ciro & Yo)
Ciro fue desplazado varias veces y tras varias vueltas, Esneíder, su otro hijo, también fue reclutado por los paras. El Estado colombiano le incumplió varias veces. Su esposa, Anita, murió de tristeza…".
"Ciro es la historia de Colombia, la historia de la guerra de Colombia en persona", enfatiza Salazar.
Salazar es un historiador y cineasta colombiano que es también protagonista activo en la película. Ostenta ese "Yo" del nombre "Ciro y Yo", y no es solo por ser el escritor, director y narrador.
En diciembre de 1996 el destino lo unió para siempre con Ciro y su familia, también por una dolorosa tragedia

"Tenía 14 años y se ahogó frente a mis ojos"

Miguel Salazar era un joven fotógrafo de 20 años, que viajaba por Colombia haciendo unas complejas panorámicas para un libro sobre los lugares más bonitos del país. 
Su misión de fotografiar Caño Cristales, conocido como "el río más lindo del mundo", lo llevó hasta La Macarena, Meta, el suroriente colombiano, donde se topó con Ciro, que trabajaba como guía de la Sierra de La Macarena, que a pesar de tener un estatus reserva natural, era también "zona roja" del sangriento conflicto que sacudió al país por décadas. 
La Sierra de la Macarena fue la primera reserva natural declarada en Colombia. Queda entre la cordillera de Los Andes y la región Amazónica. Los Galindo eran guías del parque. (Foto: Ciro & Yo)
Image captionLa Sierra de la Macarena fue la primera reserva natural declarada en Colombia. Queda entre la cordillera de Los Andes y la región Amazónica. Los Galindo eran guías del parque. (Foto: Ciro & Yo)
Como Ciro estaba ocupado ese día le dijo a Miguel que se fuera con John, su primogénito, de 14 años. 
Después de un viaje por el Río Guayabero, conocido por sus cinco colores, y una caminata de casi dos horas "en total soledad", los jóvenes llegaron a la casa de Don David, un campesino que vivía cerca del río. 
Miguel se quedó dormido por unas horas y cuando se despertó en la mitad de la tarde, John no estaba, así que bajó al caño a buscarlo. 
"Recuerdo que estaba nadando ahí. Fui por la cámara, armé el equipo para tomar esas fotos panorámicas, que eran difíciles de tomar". 
Me acomodé en lo que llaman la zona de las moyas o los ochos, que es una de las zonas más bonitas de Caño Cristales, donde hay una serie de cascadas que se meten entre unos huecos", cuenta Salazar, que hizo antes otras tres películas sobre la historia de la violencia en Colombia. 
"De golpe John cruzó el caño por el otro lado, se hizo frente a uno de esos huecos, cruzamos miradas y el saltó de cabeza", comenta. 
"Yo seguí tomando las fotos. Pensé que él sabía lo que hacía. Guardé la cámara. Y vi que ese muchacho no salía y no salía, y no salía…".
Y John nunca salió
Miguel pensó en saltar, se alcanzó a quitar los zapatos y la billetera, y se asomó dentro del pozo para medir el riesgo.
Elkin Galindo fue reclutado por la guerrilla de las FARC cuando tenía 13 años. Después de desertar y convertirse en informarte para el servicio de inteligencia, fue entregado a un grupo paramilitar. Su cuerpo apareció sin vida. Tenía 17 años. (Foto: : Ciro & Yo)
Image captionElkin Galindo fue reclutado por la guerrilla de las FARC cuando tenía 13 años. Después de desertar y convertirse en informarte para el servicio de inteligencia, fue entregado a un grupo paramilitar. Su cuerpo apareció sin vida. Tenía 17 años. (Foto: Ciro & Yo)
"Era como una licuadora, un cilindro de piedra donde caía el agua durísimo, no había de dónde agarrarse", ilustra. 
"Después me enteré que es un sistema como de túneles subterráneos de unos ocho a diez metros de profundidad, donde estos niños jugaban, donde aprendieron a nadar. Era como el jardín de su casa de alguna manera. Pero estaba muy crecido ese día por las lluvias…". 
"John tenía 14 años y se ahogó frente a mis ojos. Y a mí me tocó contarle a su padre que su hijo se había ahogado y esa tragedia, nos unió de por vida".
Salazar participó en el rescate del cuerpo de John, estuvo en el entierro, pero además siguió durante años a los Galindo. Después de estudiar cine, regresó a Colombia, se reencontró con Ciro y empezó a registrar su historia. 

Elkin, reclutado a los 13 años, asesinado a los 17

Tras la muerte de John, a Ciro le cuentan que la guerrilla de las FARC estaba lista para reclutarlo, según relata él mismo en la película. 
De los Galindo sólo quedan vivo Ciro y su hijo Esneíder (izquierda). (Foto: Ciro & Yo)
Image captionDe los Galindo sólo quedan vivo Ciro y su hijo Esneíder (izquierda). (Foto: Ciro & Yo)
El reclutamiento de menores era una de las prácticas más comunes de los grupos armados en Colombia y fácil de ejercer en las zonas rurales de Colombia. Los grupos llegaban a los pueblos y se llevaban a los niños que empezaban a ser adolescentes. 
La Defensoría del Pueblo en Colombia calcula entre 2004 y 2014 se registró reclutamiento de menores de edad en 470 municipios de Colombia, un tercio del país. Siendo el departamento del Meta, donde vivían los Galindo, uno de los cinco más afectados por la práctica. 
En 1999 se llevaron a Elkin, el segundo hijo de Ciro, cuando tenía tan sólo 13 años. 
En "Ciro y yo", su hermano Esnéider cuenta cómo fue la partida su hermano y también cómo su propio curso en la escuela quedó vacío cuando casi todos los niños se fueron también reclutados por la guerrilla, muchos de los cuales regresaron convertidos en cadáveres tras violentos enfrentamientos contra el ejército colombiano. 
A Elkin, al igual que a otros niños le dieron entrenamiento militar, lo convirtieron en francotirador y lo obligaron a matar
Este episodio de su vida no se narra en el documental solo a través de los testimonios de su familia. 
Incluye imágenes de archivo desgarradoras —y que tal vez puedan conducir a una investigación por parte de la justicia— en las que el mismo menor de edad delata a sus excompañeros de guerrilla, ya como informante del servicio de inteligencia colombiano. 
Luego relata cómo se lo entregan ellos mismos a grupos paramilitares y su asesinato, cuando tenía 17 años. 
"Elkin fue un niño soldado durante casi dos años. En 2002, cuando desertó de la guerrilla, Ciro y su familia fueron desplazados, tuvieron que salir de la zona porque quedaron de medio de enemigos del ejercito, de la guerrilla, de todos", resume Salazar, para explicar las posibles razones que motivaron su asesinato. 

Ciro, el héroe colombiano "de a pie"

"Después de que se acabó la primera función que hicimos en pantalla grande en Bogotá, hace unos seis meses, Ciro y Esneíder estaban presentes en la sala. El teatro entero hizo fila para darle un abrazo a Ciro. Yo nunca había visto eso en mi vida", cuenta Salazar. 
"Lo mismo pasó con la función de prensa la semana pasada donde muchos de los periodistas salieron a decirle a Ciro 'perdón'. Otros salieron a decirle 'usted es un verraco (fuerte), usted es un héroe, usted es un ejemplo para tantos colombianos, no se dio por vencido, usted de verdad tiene mucho que enseñarnos'". 
Caño Cristales es un pequeño río en Colombia de complejo acceso. Es muy famoso por sus pozos y los cinco colares (amarillo, azul, verde, rojo y negro) que forman las algas sobre en el agua. (Foto: Ciro & Yo)
Image captionCaño Cristales es un pequeño río en Colombia de complejo acceso. Es muy famoso por sus pozos y los cinco colares (amarillo, azul, verde, rojo y negro) que forman las algas sobre en el agua. (Foto: Ciro & Yo)
Lo que dice Salazar es lo que yo misma viví cuando vi la película. 
Yo soy colombiana y para mí fue inevitable preguntarme constantemente "¿dónde estaba yo?", "¿qué estaba haciendo cuando a Ciro, Anita, John, Elkin y Esneíder les pasó todo eso que les pasó?". 
La película narra sobre una línea de tiempo sutil, pero rigurosa y bien definida, la historia del conflicto en Colombia. 
"Yo creo que la guerra y el conflicto en Colombia se vio, sobre todo en las ciudades, a través de la televisión. Se vio de una manera fragmentada, a veces politizada. Una tragedia siempre borraba la otra", dice Salazar. 
"Y sí, Ciro es un héroe. Es una persona bondadosa. Con amor siguió luchando por su familia y eso hace que uno se identifique con él. A Ciro finalmente le hacen daño todos y él nunca opta por bando alguno ni por la violencia, ni por las armas, ni por la venganza". 
Línea.
Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 25 y el 28 de enero.

Friday, January 26, 2018

"La vida a veces se conecta de maneras imprevisibles": la paradójica historia de Alejandro Gaviria, el ministro de Salud de Colombia, que se enfermó de cáncer

Alejandro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
Image captionAlejandro Gaviria ha sido muy abierto con su enfermedad, publicó un blog cuando lo diagnosticaron con cáncer y en su cuenta de Instagram publica frecuentemente fotos sobre las novedades. (Foto cortesía @agaviriau)

Doce horas bastaron para que la vida de Alejandro Gaviria cambiara drásticamente. Lo que en la mañana era una sensación de hastío e indigestión que él le atribuyó al exceso de la noche anterior, de repente se convirtió en un cáncer linfático. 
Una enfermedad, con toda la crudeza que la palabra trae en su letras, que en su caso era, además de triste y preocupante, bastante paradójica. 
Alejandro Gaviria es desde hace casi seis años el ministro de Salud y de Protección Social de Colombia, así que de gerente de la salud pasó en una mañana a convertirse en el paciente. 
Un paciente de un sistema de salud controvertido, en un país que él mismo describe como "muy desigual". 
Pero hay otra serie de eventos, de decisiones previas que tomó como funcionario público, de políticas que lideró desde su posición, que ahondan la perplejidad de lo que le pasó. 
El también autor del libro "Alguien tiene que llevar la contraria", reeditado recientemente, está invitado al Hay Festival de Cartagena, a la ciudad colombiana, este fin de semana para compartir su historia y sus polémicas posiciones sobre lo que él considera derechos fundamentales, aunque algunos las califiquen como políticas demasiado liberales. 
BBC Mundo conversó con él. 
Alejandro Gaviria. Instagram Alejandro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
Image captionGaviria hablando en la Organización Mundial de la Salud, antes de ser diagnosticado con cáncer. (Foto cortesía @agaviriau)
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En su libro "Alguien tiene que llevar la contraria" hay una frase que incluyó en un discurso de grado universitario: "De todas las vidas que pudieron haber vivido, tendrán sólo una para contar".
Esa frase que utilicé en el discurso la había leído por ahí en un cuento que siempre me quedó grabado del novelista y cuentista americano Ethan Canin, del cuento The Palace Thief ("El ladrón del palacio", en español), que terminaba con esa frase, y yo creo que así me he tratado de definir yo de alguna manera. La importancia de enlazar en nuestras vidas. Que aunque de alguna manera todo lo que me pasó tenía probabilidad cero de que pasara, me pasó.
Alejandro Gaviria. Instagram Alejandro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
Image captionUna foto de archivo de Gaviria promocionando su libro "Alguien tiene que llevar la contraria". (Foto cortesía @agaviriau)
Yo había estudiado ingeniería. Después fui decano de economía, y sin haberlo pensado, con una probabilidad muy pequeña, terminé en este cargo de ministro de Salud. 
Luego me tropecé con otra circunstancia, también fortuita, de terminar enfermo de cáncer. Pero no sólo eso. 
Hay algunas conexiones que son absolutamente extrañas. No son místicas, porque yo no creo en el destino, no creo en la divina providencia, pero sí creo que la vida a veces se conecta de maneras imprevisibles y esto hace que las vidas, las de todos, sean interesantes de contar".
Alejandro Gaviria. Foto: Natalia Guerrero/BBC Mundo
Image captionEn el Hay Festival de Cartagena, Alejandro Gaviria habló con la periodista colombiana María Elvira Samper sobre el derecho a la muerte, su cáncer y el derecho a la la muerte digna y la eutanasia. Foto: Natalia Guerrero/BBC Mundo.
¿Cómo empezó el capítulo del cáncer en su vida?
Después de una mañana de reuniones en las que estuve con dolor de estómago toda la mañana, llegué torcido del dolor a la clínica. Pensé que podía tener algo normal, como cálculos en la vesícula o apendicitis, por el dolor tan insoportable.
Hasta que me dicen: "Hay que hacerle una ecografía". Y ahí viene como el primer momento de terror, en el que me doy cuenta que tengo algo más grave. 
Cuando veo la cara que hace el radiólogo que me está haciendo la ecografía y yo comienzo a preguntar insistentemente "¿Hay algo grave?" y el tipo se queda callado, y yo insisto "¿Hay algo para preocuparme?" y el tipo sigue callado... hasta que dice "Sí, hay un tema preocupante. Usted tiene muchos ganglios muy inflamados y tiene que quedarse hospitalizado".
Alejandro Gaviria. Instagram Alejandro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
Image captionGaviria ha dado cuenta de la evolución de su enfermedad a través de las redes sociales. (Foto cortesía @agaviriau)
Al lado mío estaba hospitalizado quien había sido el jefe de la clínica, que había tenido un linfoma y casualmente estaba en recuperación. Él es el que entra y me dice: "Mire, esto parece un linfoma, tenemos que esperar a que le hagan una biopsia pero yo creo que la evidencia va hacia allá". 
Y ahí ya empieza todo esto. Eso fue el primero de junio del año pasado.
¿Qué cáncer tiene?
Exactamente es un "linfoma no Hodgkin de célula B grande c-MYC positivo". Es en el sistema linfático. Yo lo tenía en la región retroperitoneal y tenía muchas masitas pequeñas y una en el lado izquierdo grande, de aproximadamente 7 centímetros.
Alejandro Gaviria. Foto: Natalia Guerrero/BBC Mundo.
Image captionLa charla de Alejandro Gaviria llenó completamente el Teatro Adolfo Mejía de Cartagena. La audiencia aplaudió varias veces mientras escuchaban su historia y sus opiniones. Foto: Natalia Guerrero/BBC Mundo.
¿Y ese diagnóstico tuvo que ver con que había comido mucho la noche anterior y por eso se sintió mal, o estaba de todas formas destinado a saberse?
Es una buena pregunta. Yo creo que tuve una suerte que fue la siguiente: uno de los ganglios que estaban creciendo se necrosó. Soltó un líquido y eso produjo lo que se llama una peritonitis química. Y de ahí vino el dolor. 
Si eso no hubiera pasado, no tenía ningún síntoma, porque esto era completamente asintomático, y lo que pudo haber pasado es que dos, tres, cuatro, cinco meses después se me apareciera como una bola en el cuello y ya completamente invadido.
¿Qué fue lo primero que hizo cuando lo diagnosticaron?
Yo salí un poco como confundido y recuerdo que en el camino del oncólogo a mi oficina puse a buscar en Google y ahí empecé a ver que era complicado.
Ese mismo sábado me tocó llamar al presidente (Juan Manuel Santos). Me dijo "Pues si puede seguir de ministro y si su salud se lo permite, quédese, yo le pido que se quede".
La forma más antipática de las desigualdades de nuestra sociedad son las desigualdades en salud". 
Alejandro Gaviria
Esperé el diagnostico claro y al final decidí quedarme para también estar ocupado. Aunque muchas veces me pregunté durante este tiempo si me excedí con esa decisión.
Durante su gestión usted había dado duras batallas por sacar adelante ciertas políticas que de una u otra manera tienen una relación directa con su enfermedad…
En este tema es justo donde vienen las conexiones extrañas con mi enfermedad, con mi cáncer.
Empiezo con la primera. Una de las tareas más difíciles que me tocó a mí en el ministerio desde el comienzo fue ponerle orden al desorden de los medicamentos. Por razones de un mal diseño institucional el sistema de salud de Colombia estaba al borde de la catástrofe financiera porque se pagaban los medicamentos a cualquier precio. Me tocó controlar los precios de los medicamentos que es muy complejo.
Compañeros de lucha. Instagram Alejandro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
Image caption"La gran mayoría (de los pacientes de cáncer) quiere compartir esta experiencia. Se genera una solidaridad inmediata", afirma Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
En esas primeras medidas que se tomaron en el ministerio por allá en el año 2013, había un medicamento que era como el paradigma representativo de toda esta lucha que se llamaba rituximab, producido por la farmacéutica Roche. 
Cuando a mí me da el cáncer y me van a aplicar el medicamento y me describen el coctel de quimioterapia que me van a poner me dicen que se llama R-EPOCH, y yo digo "¿Esa R qué significa". Y me dicen: "Es el medicamento rituximab". 
Es decir mi medicamente era el mismo cuyo precio logramos regular tiempo atrás. 
¿Cuál es la siguiente casualidad?
Hay una segunda cosa que me parece también interesante que tiene que ver con la prohibición de las aspersiones aéreas con glifosato. 
Me toco ese debate por allá hace dos año. En marzo de 2015, la Agencia Internacional de Estudios sobre Cáncer había sacado una monografía diciendo que había evidencia de una probable conexión entre el glifosato como sustancia y el cáncer.
Yo me acuerdo haber leído el estudio y después recordé que el cáncer que se mencionaba en esa monografía era el linfoma no Hodgkin, de nuevo, el cáncer que yo tengo. En su momento para mí era una enfermedad desconocida, jamás había oído hablar de ella, tenía incluso un nombre extraño, misterioso y ahí estuvo. 
Alejandro Gaviria. Instagram Alejandro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
Image captionGaviria fue diagnosticado con linfoma no Hodgkin. (Foto cortesía @agaviriau)
La tercera ya es mucho más anecdótica y es el cannabis y los derivados del cannabis. El cannabis medicinal que esa fue otra pelea que tuvimos aquí donde lo reglamentamos. Colombia fue el país, después de Uruguay que más avanzó en América Latina en la reglamentación de los derivados del cannabis. 
Yo me ocupé primero de los temas. Pero en esos debates me di cuenta que yo tenía tener los argumentos de salud pública y leí muchos artículos, incluso leí un libro publicado en Estados Unidos hace dos años que resumía toda la evidencia científica sobre los derivados del cannabis.
Leía mucho sobre el tema, apuntando en una libretica y lo repetía en los debates. Pero cuando me vino mi quimioterapia y en algún momento las nauseas eran muy fuertes, como ya había tenido contacto con todos estos señores que estaban haciendo algo, o que tenían estos intereses de empezar a producir derivados del cannabis y ya se les habían dado las licencias, pues muchos me dijeron "Mira, aquí, nosotros tenemos estas gotitas y te las podemos enviar". Y utilicé yo el cannabis medicinal.
Eran dos gotitas sublinguales y yo pues me apliqué cinco. Y recuerdo que en la clínica había una televisión apagada en frente mío, y detrás estaban las cosas de quimioterapia que eran cuatro bolsas negras que se reflejaban en la pantalla. Yo las veía ahí, después de haberme aplicado las gotitas yo miro la pantalla y veo que hay como cuatro, cinco patos verdes bailando sobre la pantalla. 
Dígame algo cotidiano que lo haya puesto triste visto desde la perspectiva de su enfermedad 
Yo creo que Carolina (esposa) y Tomás (hijo) siempre fueron optimistas. Yo creo que la actitud era "usted no se puede morir y no se va a morir". Pero yo tenía momentos difíciles, a veces cuando salía temprano de la oficina y llegaba antes que llegara Tomás del colegio. Oía los pasos rápidos que venían a saludarme y me daba como una tristeza… Cerraba los ojos y pensaba "Hijueputa, ¿por qué me está pasando esto?". 
Alejandro Gaviria. Instagram Alejandro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
Image caption"Tu tiempo es limitado": el tatuaje del ministro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
¿Cómo ha sido su experiencia compartiendo con otros pacientes con cáncer cuando tiene quimioterapia o radioterapia? 
Una cosa que aprendí de los pacientes oncológicos es que a todos se nos exacerba el existencialismo. Todos además somos habladores, muy locuaces. La gran mayoría quiere compartir esta experiencia. Se genera una solidaridad inmediata. Todos queremos contarnos la historia. Le sirve a uno mucho contar las historias.
¿Usted cree, por ejemplo, que una experiencia de estas le aumenta al empatía?
A mí me ha llamado la atención el tema de la empatía, por supuesto, pero un poco más allá de la empatía, es ver la forma más antipática de las desigualdades de nuestra sociedad, que son las desigualdades en salud. 
Yo terminé la quimioterapia en el mes de diciembre. Generalmente llegaba 7:00 - 7:30 AM. Me gustaba llegar, sentarme en la salita a esperar con los pacientes y oír sus historia. Entender las dificultades. Me di cuenta que el sistema de salud logra hacer algunas igualdades de acceso pero hay tantas desigualdades en las vidas de todos y somos un país tan desigual, que el sistema no puede corregirlas todas. 
Alejandro Gaviria. Instagram Alejandro Gaviria. (Foto cortesía @agaviriau)
Image captionGaviria terminó la quimioterapia en diciembre pasado. (Foto cortesía @agaviriau)
Yo llegaba a la clínica que quedaba a pocas cuadras de mi casa, pero había una persona que había viajado cuatro horas para poder estar ahí sentada también al lado mío. 
Y entrábamos los dos al mismo tiempo, hay dos máquinas de radioterapia, una a un lado y la otra del otro, y muchas veces nos llamaban al mismo momento y estábamos recibiendo el mismo tratamiento. Pero nuestras circunstancias eran distintas. 
Hay otras cosas bonitas que me ha dejado la enfermedad. Volví a conectar con gente que no veía y de la que no sabía en años, ¿no? Me reconecté con mi vida. Como que uno lazos tenues con mi vida pasada, de un momento a otro, se llenaron de todo, como que esa red creció y se engordó.
Línea.
Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 25 y el 28 de enero.